Conocemos como VIDA a todo aquel ser capaz de alimentarse, moverse, crecer, dejar descendencia y morir. Aunque no son las únicas características que nos definen como seres vivos, hay otras y todos los organismos - sin excepción - las compartimos. También nos adaptamos, respiramos, mantenemos un equilibrio interno y respondemos a estímulos. La vida no sólo se aprecia a simple vista, existen seres extremadamente diminutos o con formas extrañas, que no creeríamos que tienen vida.

Por lo tanto, la vida en nuestro planeta está representada por animales, plantas, algas, bacterias, hongos y protozoarios básicamente.

Es importante aclarar que los virus no son seres vivos, a pesar de que tienen la capacidad de matar y multiplicarse en cualquier organismo. Son simplemente formas compuestas por proteínas y material genético, que han existido desde hace millones de años.

¿Cómo se originó la vida?

Tiene como base la composición química de la materia y las condiciones de la Tierra primitiva, elementos únicos y sencillos que forman a toda la materia orgánica, como son: el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, el azufre y el fósforo. Estos 6 elementos tan simples tuvieron la afinidad suficiente, gracias a una atmósfera contaminada, un ambiente caliente, descargas eléctricas y la presencia de agua, para formar moléculas indispensables que son parte de nuestra alimentación, de nuestra estructura y funcionalidad, como: los carbohidratos, los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos.

Estas moléculas pueden organizarse para formar estructuras más complejas, al grado de llegar a establecer células, siendo estas la unidad fundamental de la vida. Con el transcurso de miles de millones de años de historia sobre las faz de la Tierra, las primeras células dieron origen a diversas formas de vida, el producto de esa evolución biológica es la biodiversidad, que hoy en día conocemos en todo el mundo.

Increíblemente, toda la variedad de vida en el planeta está organizada entre sí, lo que permite que muchas especies sobrevivan o sigan existiendo.

Por ejemplo, si la célula es la unidad fundamental de la vida, esta se compone de moléculas orgánicas y - a su vez - de elementos básicos, hasta llegar al átomo. Por el contrario, la célula es capaz de formar tejidos, a su vez los tejidos órganos, los órganos en conjunto forman sistemas y los sistemas individuos completos.

Aún más, un individuo en conjunto con otros cercanos forman poblaciones, a su vez las poblaciones forman comunidades y las comunidades dan lugar a los ecosistemas; así que todos los ecosistemas que existen forman la biósfera, es decir, toda aquella parte de la Tierra que tiene vida.

Todos dependemos de todos

Cada nivel de organización que hay está estrechamente ligado al anterior o al posterior, lo que nos indica que para que haya vida en nuestro mundo es importante esa relación, porque determina de qué estamos hechos y cómo funcionamos. Hay un flujo constante de energía y materia entre todos los seres vivos y con el medio físico que les rodea. Si alguno de esos niveles se ve alterado, se alteran los demás y corremos el riesgo de desaparecer, hecho que ya ha sucedido con varias especies. Todo lo anterior nos sugiere, que la vida conocida - hoy en día - depende de una compleja organización, poco valorada y sumamente exitosa.