Juan Antonio de Riaño y Bárcena superintendente de Guanajuato era un hispano rico y bondadoso. Se le amaba y respetaba en razón de su entusiasmo y el cariño que mostraba hacia la Nueva España. Amigo cercano de Hidalgo. Días antes del levantamiento Don Miguel le pidió en préstamo 200 pesos so pretexto de no saber en donde guardaba sus caudales.

La Alhóndiga de Granaditas se construyó para almacenar granos. Edificio hermoso en el cual se llevó a cabo la masacre inducida por Hidalgo que dio por resultado la muerte de cientos de vidas.

En su vida sacerdotal don Miguel mostraba una vocación más acorde con la vida mundana.

Sus obligaciones religiosas las descansaba en sus subordinados. Luego de oficiar la misa, tendía a acercarse a los ambientes de la alta sociedad a efecto de observar y enterarse por boca principalmente de las damas de cualquier hecho trascendente.

Fue muy querido y respetado por la burguesía, la cual generosamente le ayudaba. Departía con ella disfrutando de los panecillos dulces acompañados de licores y chocolate. A la hora de caer la tarde, en lugar de acudir a dirigir el Rosario se reunía con sus amigos con el objeto de jugar al “tute”. El juego era su pasión.

Pienso que era víctima de complejos. Con sus compañeros religiosos no empataba, mientras que en el ambiente social se sentía pequeño rumiando resentimientos.

Hombre muy culto pero difícil de abordar.

¿Cómo es posible que siendo religioso, diera ejemplo de maldad al punto del frenesí?

Después de una de tantas tardes con las señoras, acudió a platicar con el señor Riaño. En esa ocasión le solicitó el dinero arriba referido. Entrada la noche procedió a despedirse para acudir a su casa a descansar, la compartía con su hermano Mariano.

En la madrugada del 15 de septiembre de 1810, los militares Allende y Aldama acudieron a la casa del cura con la intención de informarle que su conspiración había sido descubierta. Luego de pedir que se sirviera chocolate procedió con toda calma a escucharlos. Grande fue la sorpresa cuando Hidalgo lejos de mostrar inquietud, simplemente expresara “¡llegó la hora, vayamos a acabar con los gachupines!”

Después de agitar a la plebe en la iglesia de Dolores, se tomó camino hacia Guanajuato.

La muchedumbre iba creciendo sin saber bien a bien lo que sucedía. Solo le bastaba saber que Hidalgo portara la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Conforme avanzaba el contingente se iba tomando preso a cualquier español que se cruzaba. Allende y Aldama se mostraban intranquilos al ver el cambio que operaba en la personalidad de “el padre de la patria”.

Ya en Guanajuato la turba era incontrolable, de ahí que buscaran refugio los habitantes y soldados en la Alhóndiga de Granaditas. Cientos de personas inmersos en el pánico. Más cuando Hidalgo instaba a la plebe a acabar con ellos.

A la puerta de la Alhóndiga, Hidalgo azuzaba a la muchedumbre para ingresar a ella. De entrada apareció el señor Riaño pidiendo clemencia a favor de tantos inocentes, a lo cual Hidalgo se negó.

En su presencia el que decía ser su amigo terminó masacrado y su hijo también. Con estos dos inocentes se inició un infierno en el cual niños, mujeres, ancianos y soldados fueron sacrificados, algunos de ellos por la vía del degüello o estrellando las cabezas de los niños en contra de las paredes.

Después de lo anterior Hidalgo fue seriamente cuestionado por Allende y Aldama, los cuales algunas semanas después lo tomaron preso en razón del mesianismo que denotó.

Si la historia oficial de México hablara con la verdad, el capítulo referido debería causarnos vergüenza.

@ap_penalosa