Si tienes una reunión importante, y piensas tomarte un par de tazas de café antes de salir de casa, pensando quizá que la cafeína le dará a tu cerebro ese impulso adicional que necesita, ¡piénsala dos veces! En su nuevo libro sobre la ciencia de la personalidad, el psicólogo y profesor de la Universidad de Cambridge, Brian Little sugiere que para los introvertidos, esta estrategia puede ser contraproducente.
En su libro Yo, yo mismo, y nosotros: La ciencia de la personalidad y el arte del Bienestar, que se acaba de publicar la semana pasada, el autor asegura que después de beber dos tazas de café, las personas extrovertidas pueden llevar a cabo sus tareas de manera más eficiente, mientras que los introvertidos rinden menos.
Este déficit se magnifica si la tarea que están realizando es cuantitativa y si se hace bajo presión de tiempo.
Así, el psicólogo asegura que para una persona introvertida, un par de inocentes tazas de café antes de una reunión de trabajo pueden resultar un reto, especialmente si el propósito de la reunión es, por ejemplo, una discusión sobre las proyecciones del presupuesto, análisis de datos cuantitativos o algo similar. Pero, si en la misma sesión, el alma de la oficina, es decir, el colega extravertido debe hacer su presentación numérica de algún tema, es probable que la cafeína le ayude en mucho.
Es más complejo que eso, pero este estudio es un modelo útil que permite hacer algunas predicciones.
Esto sugiere que el rendimiento se ve comprometido en los introvertidos si se exponen a situaciones estimulantes, o si ingieren un estimulante (por ejemplo, cafeína), que los empuja aún más lejos de un nivel óptimo.
Eso no quiere decir que los introvertidos no deben beber café nunca. Tomar una taza de café después de aquellos momentos de precisión numérica, sería mejor; en todo caso, deben tratar de no tener cafeína a la vista justo antes de algo así como una reunión importante, menciona el autor en su libro.