Los negocios son negocios dice un viejo dicho, sobretodo cuando están involucrados millones de dólares en la Liga MX. En el caso de Monarcas Morelia, su dueño verificó que existe más números rojos que negros y por más que haya recurrido a acciones para mantener la franquicia en Michoacán, tomó la decisión de venderla y que se convirtiera en el Mazatlán FC. Eso no es criticable porque, quién arriesga su capital es el mismo dueño o el grupo de inversores.
La compra de franquicias deportivas es común
Cuando algún club deportivo ya no es rentable sucede la mudanza inevitable y pasa en las ligas de primer mundo. Por ejemplo, en la NFL, Chargers, Rams y Raiders se fueron de su ciudad de origen. O, en el caso de RB Leipzig de la Bundesliga alemana, el equipo original fue comprado y despojado de su historia para un nuevo proyecto. En este último caso, la inversión ha dado frutos positivos porque pelea puestos europeos y ha asumido un rol importante en la consolidación de jugadores jóvenes.

Los propietarios tienen la última palabra
Al final, los dueños de los equipos tienen total libertad de hacer con ellos lo que más les plazca. Es cierto, estas operaciones tienen como consecuencia que, por un lado, la afición del club que se va tenga frustración, ira y un corazón roto, mientras que, del otro lado de la balanza, en la nueva plaza, estarán contentos e ilusionados por presenciar fútbol del máximo circuito para el Apertura 2020, en particular, en el estado de Sinaloa.
