Mi idea proviene desde que empecé a combinar estas dos entidades, viajar por todo el mundo con una casa rodante y conectada todo el tiempo mediante internet satelital para poder trabajar de manera remota. Tener una vista distinta todos los días, disfrutar paisajes y lugares, estar en constante movimiento, de hecho, es una interesante propuesta para quienes no soportan estar siempre en un sitio fijo o llamados nómadas digitales, pero para ser más precisa voy a explicar un poco en qué consiste este sistema.
El internet satelital consiste en estar conectado en aquellos lugares donde no alcanza el cable o la telefonía móvil como en lugares rurales, montañosos o en el último rincón del mundo. Ahora la pregunta siguiente es, ¿cómo hacerlo?, yo considero que esta presentación debería de llegar directamente a los fabricantes de casas rodantes y proveedores de internet. De hecho propongo mis servicios, mis conocimientos, mi experiencia para manifestar este proyecto.
Además que ambos mercados, fabricantes y proveedores, tendrán beneficios también habrá gran comodidad y facilidad de movilizarnos durante nuestros viajes.¡Elijamos una ruta, no una rutina!
Por ende comparto los requisitos que serían necesarios a la hora de la instalación:
Windows Vista o superior.
MAC OSX 10.5 superiores.
- Procesador: mínimo 500 Mhz, recomendado 1 Ghz o superior.
- Memoria: 128 MB de RAM o más. Mínimo espacio libre en disco duro 300 MB.
- Resolución de Pantalla mínima 800x600.
- Vista hacia el Ecuador para direccionar la antena.
- Es necesario colocar una antena parabólica y un módem que reciba la señal del satélite y la distribuya en la casa rodante.
Destaco que día a día nacen nuevas formas de vivir y mi deber como ingeniera es promover este estilo de vida, ya que no es justo que permanezcamos sentados de por vida en una oficina y disfrutemos de nuestras vacaciones solo una vez al año. Está considerado que el sedentarismo perjudica a la salud, acelerando nuestro envejecimiento, disminuyendo la capacidad respiratoria y de sufrir problemas cardíacos, ¡cambiemos la fórmula!