En la antigüedad los “defectos de carácter” se definían como pecados capitales. Se dice que en todo ser humano son tres de siete lo que le resaltan. La pregunta es ¿cómo identificarlos…?

Todo ser humano en su imperfección contiene defectos a veces difíciles de identificar sobre todo cuando está presente la soberbia. En la medida en que el defecto persiste, los hombres nos engañamos y por no reconocer nuestras debilidades sufrimos.

Resulta muy difícil desnudarse y enfrentarse a un espejo que nos permita observar nuestras imperfecciones. Si la calvicie se acentúa, acudimos más pronto que tarde a adquirir un bisoñé. Caso no gustarnos una nariz aguileña, senos caídos, abdomen en extremo, delgadez anormal… decidimos según nuestra capacidad, buscar la ayuda de un doctor en cirugía plástica.

Si la economía no es suficiente ideamos formas de ocultar anomalías que nos hacen sentir mal al punto de caer en los complejos.

Lo anterior es un síntoma que nos hace ver que no estamos satisfechos con nosotros mismos y que no nos sabemos aceptar.

Esos tres principales defectos no los podremos destruir o eliminar porque desde que nacimos están insertos en nuestra naturaleza. Lo que podemos hacer es reconciliarnos, aceptarlos, limarlos y aprender a convivir con ellos. Si bien no es fácil, en la práctica condición sine qua non está en ser auténticos, buscando, cuidando o rescatando todo lo que nos pueda distinguir para bien y no ser como otros quieren.

Es necesario tomar conciencia aunque eso nos lastime y depurar tanto nuestro carácter como nuestra imagen física.

Si una persona es obesa consecuente de su gula, puede hacer esfuerzos que le den por resultado mejorar su persona y su salud. Igual aquel al que lo invada el mal humor, antes de ser víctima de la ira, mejor salir a caminar un rato, tomar aire y decir, haré mi mejor esfuerzo para saber dominarme.

La soberbia y la envidia son defectos que duelen. Bien se pueden superar si aplicamos humildad y nos ponemos a la par de aquellos que nos rodean.

¿Qué significa tocar fondo…? Quiere decir que puede llegar el momento en que alguno de nuestros defectos nos apabulle al grado de perder el control y caer a lo más profundo de un agujero obligados a reconocer que necesitamos ayuda.

Muchas víctimas del alcohol pudieron haber pasado largos años ingiriendo, disfrutando y hasta triunfando en parte gracias a la compañía de ese mal amigo que durante todo ese tiempo los hacía sentir desinhibidos.

Siempre que lo hacían exhibían todo tipo de pretextos (estoy muy tenso por las preocupaciones del trabajo, mis compromisos no me permiten eludirlo, bebo cuando lo decido, estoy muy triste…) Ah!

pero al fin a algunos les llega el momento en que caen en cuenta que solos ya no pueden y que necesitan ayuda.

La abstinencia se logra luego de que el organismo se desintoxica y se cae en cuenta que el alcohol lo tenía dominado. La sobriedad se da cuando la persona asimila y practica todos los principios que le lleven a romper con las dependencias.

Los seres humanos si queremos crecer requerimos conocernos cada día más. Es indispensable tomar conciencia de nuestros principales defectos de carácter y trabajar en ellos ¿Condición? desear vivir con ilusiones, trabajar sin descanso a favor de alcanzarlas poniéndonos en manos de un Ser Supremo y con humildad reconocer ante ÉL, que solos no podemos.