En el Siglo XIII, en Extremadura, España, Gil Cordero descubrió una pequeña imagen islámica parecida a la virgen María con un niño en brazos en el río Guadalupe (de donde toma su nombre la imagen). La imagen era de madera, color marrón oscuro encima de una luna creciente, símbolo del Islam. Fue entonces que el rey Alfonso XI mandó a construir un templo en el lugar donde fue hallada, la imagen fue dada a conocer como “Nuestra señora de Guadalupe”.

Cuando Cristóbal Colón llegó a América bautizó a la isla donde tocó tierra como Isla de Guadalupe, pues había orado en la iglesia de Extremadura antes de partir de España.

Una vez iniciada la conquista la imagen fue enviada de Extremadura para ayudar a los franciscanos en "su labor de evangelización". Considerando que la imagen serviría para volver al cristianismo a los indios paganos inventaron la historia del indio Juan Diego para que los nativos se sintieran identificados con Guadalupe como una verdadera madre morena como ellos; y colocaron su templo en el Tepeyac, ya que ahí los mexicas veneraban a Tonantzin; los españoles se dieron a la tarea de destruir bonitamente el templo azteca para sustituirlo con el la iglesia católica de la Virgen de Guadalupe. Los indígenas aceptaron el cambio de imagen y de templo a la fuerza, pues los tenían siempre amenazados, masacraban a quien no tomara la religión "verdadera".

Con el paso de los siglos se volvió un mito aceptado por las generaciones posteriores.

También está el asunto del ayate del supuesto indio Juan Diego, pues los científicos aseguran que la imagen está dibujada en manta y ha tenido varios retoques a través del tiempo; otro asunto que han considerado es que tomando en cuenta las dimensiones de la imagen no corresponde con la estatura de un indio común, quien no llega a medir más de 1.60 m de estatura; a más de que han encontrado que en la imagen se oculta con pintura los vestigios de una corona, pues originalmente los españoles así la trajeron, ataviada a la usanza europea y así permaneció hasta la Consumación de la Independencia, una prueba de ello es que el estandarte del cura Miguel Hidalgo mostraba una Virgen de Guadalupe con corona.

Ya siendo México un país independiente la imagen fue retocada para quitarle la corona y ponerle los colores de la bandera diseñada para la entonces incipiente nación. Una prueba de que la corona fue ocultada es que a partir del siglo XIX la imagen fue mostrada con un manto lleno de estrellas que le cubre la cabeza y un gran resplandor alrededor, y es de esa manera como se le conoce hasta la actualidad. Cada 12 de diciembre se le cantan las mañanitas, pues se conmemora el aniversario de su supuesta aparición, y es una gran fiesta religiosa para toda la comunidad.