Cada día 15 de septiembre en México, celebramos un aniversario más de nuestra Independencia.
El movimiento civil independentista que se inicio en la zona del bajío de nuestro país, tenía como finalidad principal, liberarnos del Gobierno español que nos había gobernado desde tiempos de la conquista.
Hoy a más de 200 años de aquella justa heroica, las cosas son muy diferentes a como las habían visualizado “los héroes que nos dieron patria y libertad”.
La palabra Independencia se define como la cualidad o condición de ser autónomo y siempre va asociado a al término libertad.
¿Podemos decir que somos un país libre cuando el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial nos dictan las normas a seguir como país, para poder seguir siendo beneficiarios de sus favores?
Y más aún cuando el actual gobierno federal por medio del ex-secretario Luis Videgaray –que afortunadamente ya se fue para el bien del país- se encargó de volver a aumentar la deuda externa para utilizarla en gasto corriente, en estos tres años-
Las palabras Deuda Externa, Gasto público excesivo y Crisis, son términos que ya se habían superado y habíamos dejado en el olvido por lo menos a nivel vocabulario o plática de café.
¿Cómo podemos hablar de independencia, si nuestra débil economía se tambalea cada vez que algún político de alto renombre internacional, o el gobierno de otro país hacen algún tipo de declaración o movimiento financiero y nos pone a bailar al ritmo que ellos desean?
¿Podemos hablar de independencia, cuando nuestro país tiene que importar el 62% de las gasolinas que se venden en territorio nacional, provenientes de país como Estados Unidos, Países Bajos, Trinidad y Tobago, España, India, Bahamas, Antillas Neerlandesas y Francia que no son precisamente potencias petroleras?
Pemex es un país petrolero con grandes reservas y pozos por explotar, que es incapaz de producir los productos que requiere su propia gente.
Y si hablamos de producción de alimentos para consumo interno, estamos por la misma situación.
Los gobiernos federales y estatales no han sido lo suficientemente efectivos como para generas fuentes de empleo que otorguen un nivel de vida digno a su población, por lo que se recurre a traer inversionistas extranjeros que exigen terrenos gratis para instalar sus plantas, condonación de impuestos y abusan de las necesidades económicas de la población, para ofender e incluso golpear a los trabajadores como si fuese un proceso normal de trabajo, como es el caso en las empresas coreanas, además de pagar salarios de miseria con el cobijo de estos gobernantes.
Podríamos hablar de independencia si como población, nos preocupáramos primero por consumir lo que se produce en México, hecho por manos mexicanas, en empresas creadas con inversión nacional, en lugar de comprar los productos extranjeros que en la mayoría de los casos son de menor calidad.
Podríamos hablar de Independencia si en cada licitación pública no existiera tanta corrupción para otorgar los contratos correspondientes.
Podríamos hablar de independencia si cada vez que utilizamos la red de carreteras de nuestro país, no tuviéramos el riesgo de ser asaltados por grupos de delincuentes armados.
México necesita en la actualidad, otros héroes nacionales que nos den patria y libertad. Desgraciadamente carecemos de ellos y tenemos que importarlos.