El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual, una vez que la persona contrae esta infección, tiene este virus durante toda su vida, causa dolorosas llagas y ampollas en los órganos sexuales, en la boca y en los labios. Los virus del herpes más comunes son el herpes Zóster y el virus del herpes simple: tipo 1 y tipo 2.

En agosto de 1982, la revista norteamericana Time dedicó su portada al herpes. El artículo anunciaba en forma catastrófica el desencadenamiento de una ola herpética en el continente americano, que pronto invadiría al mundo.

La información, acogida en numerosos periódicos europeos, suscitó inquietud a nivel mundial. No obstante, el herpes genital es una enfermedad que se conoce desde hace, al menos, unos 2 mil años. En la Roma antigua el emperador Tibetario prohibía el beso en la boca, a fin de frenar las epidemias herpéticas, que regularmente hacían estragos.

Investigaciones científicas realizada en el campo de la medicina, revelan que el herpes es una enfermedad de transmisión sexual que ha afectado el 90% de la población, por lo menos, una vez en su vida, con recurrencias y síntomas.

El herpes puede ocurrir precozmente, entre los seis meses y los tres años de edad con lesiones leves. Una vez instalado el virus en el organismo se manifiestan las recurrencias, bajo la forma de accesos.

La más simple de estas manifestaciones es la erupción en el labio, esto se debe al virus tipo 1, que dirige todas las afecciones de la cintura para arriba.

El herpes puede aparecer a nivel bucal

Investigaciones médicas realizadas por el Instituto Alfred Fournier, situado en París, revelan que del 5 al 10% de los pacientes que hayan presentado un acceso excretarían en ese momento el virus activo en sus secreciones bucales.

La localización del virus más corriente es en la zona genital, tanto del hombre como de la mujer, aunque las lesiones herpéticas también se pueden ubicar, en el caso de las mujeres, en el cuello del útero, tejido poco sensible e indoloro. En tal caso, solo por medio de la citología se puede detectar esta afección.

Síntomas derivados del contagio del virus del herpes

Las primeras manifestaciones de contagio del virus del herpes son más fuertes que las recaídas. En el 50% de los casos, están acompañadas de fiebre, malestar general y dolores oculares. Las ampollas formadas por las vesículas, se rompen o se ulceran muy rápidamente. Son muy numerosas y recubren toda la zona genital, hasta el ano. Algunas veces son tan dolorosas, que los pacientes deben guardar cama.

En la mujer, el herpes genital puede estar acompañado de flujos vaginales provocados por la extensión de las lesiones al cuello del útero. En ciertos casos, también se observa una afección de los nervios que controlan el funcionamiento de la vejiga, que pueden llegar hasta una retención dolorosa de la orina.